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lunes, 21 de septiembre de 2020

LA ECONOMÍA PREINDUSTRIAL DE BASE AGRARIA Y SEÑORIAL

La propiedad de la tierra
Durante el Antiguo Régimen, la agricultura era la fuente más importante de riqueza aunque sólo una pequeña parte de las tierras eran de propiedad privada. Las demás estaban vinculadas a la nobleza, a la Iglesia, a un municipio o a la Corona. La propiedad de la tierra permitía sacar provecho económico y ejercer jurisdicción sobre ella, pero no podía venderse.
El conjunto de tierras en manos de un señor se denominaba señorío territorial. Constaba de:
- La reserva señorial, formada por las tierras más productivas reservadas para su explotación directa, la residencia del señor y los establecimientos principales: horno, forja, molino, establo, etc.
- Los mansos, parcelas cuya dimensión debía ser suficiente para alimen­tar a una familia, y que el señor cedía a hombres libres que las trabajaban en usufructo a cambio de pagar un cen­so, o a siervos que le aseguraban prestaciones en forma de productos y de trabajo.

Os dejo un esquema(en catalán) sobre la pervivencia del régimen señorial:


Los derechos señoriales
Los derechos señoriales eran las prestaciones y rentas que recibían los señores por su dominio sobre la tierra. Los campesinos debían realizar una serie de trabajos (prestaciones personales) en la reserva señorial y entregar un porcentaje de sus cosechas. Además, el señor exigía unas tasas por la utilización de los molinos, hornos o forjas y la explotación de los bosques y de los ríos de su señorío.
El señor gozaba de jurisdicción y ejercía las regalías, que le otorgaban fun­ciones militares, de justicia, fiscales y de gobierno: podía hacer la guerra y firmar la paz, acuñar moneda, dictar órdenes y reglamentos y juzgar a las personas de sus dominios así como a los transeúntes.
A los tributos feudales hay que añadir el diezmo, la obligación que tenían los campesinos de entregar la décima parte de las cosechas a la Iglesia para asegurar el manteni­miento del clero y del culto.

Una producción insuficiente
La agricultura se mantenía muy atrasada desde el punto de vista técnico y con una productividad muy baja. Era una agricultura de subsistencia dedicada al poli­cultivo. No había especialización y el co­mercio era escaso (autoconsumo). De todas formas, la existencia de algunos excedentes permitía su venta en los mercados locales y en las ferias periódicas. También se cultivaban algunos productos más especializados como la viña y el lino, orientados esencialmente hacia el mercado.
Para el aprovechamiento de la tierra coexistían dos tipos de explota­ciones: los campos abiertos, open­fields, de cereales y con práctica del barbecho, y las tierras comunales, dedicadas a bosques o pastos, de las que se beneficiaba toda la comunidad campesina.
La producción ganadera era también insuficiente, pues la alimentación de los animales dependía de los rastrojos y de los escasos pastos comunales.
En consecuencia, la producción de carne y leche resultaba muy reducida y la dieta de la población se basaba en el consumo de cereales.
Las cosechas marcaban el ritmo de la economía, que se veía perió­dicamente azotada por crisis de subsistencia que generaban hambre y desnutrición desembocando a menudo en pro­testas.

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