Pero el uso de la fuerza y la explotación económica de las zonas conquistadas generaron fuertes resistencias.
Desde 1812, tras los fracasos en Rusia y las dificultades en España, se formó una gran coalición europea que provocaron el declive de Napoleón y la ocupación de París en 1814, que comportó la destitución de Bonaparte y el restablecimiento de la monarquía con Luis XVIII, un Borbón. Pero el descontento popular por la con el absolutismo favoreció un efímero retorno, los Cien Días.
Definitivamente fue derrotado por las potencias absolutistas en la batalla de Waterloo (1815) y confinado en la isla de Santa Elena.
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